Me levanto cada mañana y me doy una ducha haciendo uso del agua que pago a los ladrones.
Tomo el desayuno haciendo uso de los alimentos que pago a los ladrones.
Trabajo en mi ordenador haciendo uso de la energía eléctrica que pago a los ladrones.
Tomo un autobús haciendo uso del tiquete que pago a los ladrones.
Voy a consulta médica haciendo uso del seguro que pago a los ladrones.
Recibo mi sueldo haciendo uso de los impuestos que pago a los ladrones.
Los ladrones pagan por su ubicación al amparo de otros ladrones que a su vez pertenecen a un escalón más alto al amparo de otros ladrones que son miembros de un nivel superior amparado por otros ladrones que están más arriba, gloriosamente amparados por otros ladrones, y arriba, y más arriba, arriba, arriba y arriba.
Abajo estoy yo... y aunque no lo quiera así, pago el alto precio de existir convirtiéndome en otro ladrón.
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