Viaje en bus bogotano

El sol me quema... indolente... se burla de mí.
Estoy sentada intentando permanecer erguida ... abrazando un no sé qué invisible... algo tan frágil o tan líquido que podría derramarse por doquier.
Imposible, el sol no deja de quemar, no dejo de chocar contra mí misma y los demás : no quedará una sola gota.
¿Por qué no puedo evitar temblar, por qué ellos tampoco lo logran?
Miro sus rostros y creo que también llevaron alguna vez algo inocente e invisible entre sus brazos, y ahora su mirada muerta y resignada se apega a la nada.

Una música estridente y unas voces sarnosas se burlan de nosotros.
Parecemos presos e irónicamente somos libres, parecemos muertos y extrañamente podemos escapar corriendo, parecemos vacíos y tristemente tenemos cerebro, memoria, sentimientos y sueños para poder cuestionar este absurdo viaje.

Ahora me pongo de pie, avanzo en contra de la gravedad y del terremoto: una barra, otra más adelante y la última... He pisado y golpeado a unos cuantos para lograr avanzar.
He llegado a la parte trasera pero debo continuar aferrada a la última viga si no quiero caer al vacío.
Luego tendré que  mover rápidamente mi mano y presionar el botón rojo. Sé que todos me odiarán.
No miraré hacia abajo ni hacia arriba. Simplemente esperaré...

!Psss! !Taprrum- Pa!
Se abren las puertas celosas y escapo descendiendo antes que éstas trituren mi carne con sus aspas.
Ahora estoy en la calle: veo que los demás están atrapados allá tras las ventanas.
De nuevo el temblor se los lleva y se alejan mirándome con deprimentes muecas de envidia.

No comments:

Post a Comment